La historia de la humanidad está marcada por algunos hechos significativos que determinaron mudanzas radicales en su curso. Uno de ellos fue el descubrimiento de la agricultura. Hasta el momento en el que los seres humanos entendieron que podían plantar, sembrar y cosechar eran simplemente, cazadores y recolectores, actividades básicamente nómades. La agricultura hace al hombre sedentario y sienta las bases para la construcción de sociedades estructuradas. Durante milenios casi no hubo modificaciones en las técnicas agrícolas. La humanidad encontró la forma de proveerse de alimentos y sus complementos, las hierbas medicinales.

Durante el siglo XX, la industrialización de la producción de alimentos llegó a su apogeo y, se desarrollaron además de la agricultura mecanizada e industrializada, la industria alimenticia y la farmacéutica, creando una verdadera revolución en la forma de alimentarnos y de consumir remedios. Las huertas caseras fueron reemplazadas por góndolas de supermercados y las hierbas medicinales por remedios en forma de pastillas e inyecciones.

También las sustancias utilizadas tradicionalmente como drogas, el opio, la hoja de coca fueron sintetizadas como heroína y cocaína. La industria del narcotráfico creció tanto como la farmacéutica. O sea, podemos deducir de forma primaria que los seres humanos buscan y/o necesitan de sustancias consideradas drogas, que pueden ser lícitas o no, para aliviar sus sufrimientos, sean estos físicos, psíquicos o espirituales.

El siglo XX trajo todo tipo de novedades y opciones: las dos guerras mundiales generaron la necesidad de plantar dentro de casa indoor, o cultivo interior, para paliar la falta de huertas. También la ocupación de zonas áridas e improductivas como los territorios donde se asentó el Estado de Israel generó la necesidad de plantar sin tierra y así surgen la Hidroponía y la Aeroponía.

Hoy en día, sin tierra, con luz artificial y en espacios cerrados, se puede plantar cualquier cosa, conociendo las técnicas y métodos adecuados. Ésta situación puede aparejar un cambio en la conducta y forma de vida equivalente al salto que significó el descubrimiento de la agricultura.

Todo esto, aplicado a la Cannabis, también marca una profunda revolución respecto a la forma de utilización de una sustancia, sea con fines lúdicos o medicinales. A partir de la década de los 90´ con la producción de semillas especialmente adaptadas para cultivo en interior, la fabricación de lámparas específicas, los canales de divulgación de estos conocimientos vía Internet, nos encontramos con un fenómeno que sin duda está generando una profunda mudanza en lo que a consumo de Cannabis se refiere: el auto cultivo, puertas adentro.

Una verdadera expansión de cultivos cannabicos puertas adentro, se extiende derribando fronteras, idiomas, culturas. Millones de personas, hartas de los riesgos de negociar con el narcotráfico, cansada de no poder controlar la calidad de la sustancia que consumen, tomaron la actitud de producir su propia Cannabis, en sus balcones, sus placares, sus terrazas o en lugares preparados para tal fin. Es importante tener presente que plantar Cannabis, es delito en gran parte del mundo, como también poseer semillas o facilitarlas a otros.

En los últimos años, el crecimiento y expansión del autocultivo de Cannabis dejó de ser un mero pasatiempo inocentemente ilegal, para presentar dos características, en común en todos los países donde ocurre: por un lado, un sector del mercado que crece en rápida progresión geométrica, generando enorme dividendos. Esto se aplica a bancos de semillas, a los grows shopps, a la fabricación de lámparas y fertilizantes específicos y otros tantos productos que justifican la existencia y realización de enormes ferias donde se encuentran los productores y fabricantes con los clientes e interesados.

Curiosamente, estas ferias se realizan en países donde el cultivo no es permitido pero todas las fábricas y/o comercios como los grow shopps, amparados en alguna brecha a de la legislación, generan empleos, pagan impuestos, depositan dinero en bancos, de forma lícita y, es público y notorio que reducen el mercado para los narcotraficantes,  al menos, en lo que a Cannabis se refiere.

La otra característica, consecuencia natural del ejercicio y práctica del autocultivo merecería un análisis antropológico: fortalece la conciencia cívica. Tal vez, esto se deba a la consecuencia natural de la práctica de un acto “condenado” por la leyes y que en su constatación, no genera ninguno de los daños anunciados por la propaganda oficial.

Por tratarse de una actividad “socializante”, los cultivadores jardineros cannabicos acostumbran a reunirse para intercambio de productos e informaciones, de forma virtual en foros específicos en la web y de forma real en encuentros, juntadas, concursos, lo que acaba potenciando la conciencia de los derechos civiles, las libertades individuales, el alcance del Estado en la esfera privada y arrastrando estos conceptos a otras áreas de la vida en sociedad.

Parafraseando a las propagandas prohibicionistas que definían a la Cannabis como “puerta de entrada” a otras drogas, podríamos decir que el auto cultivo de Cannabis es la “puerta de entrada” al cultivo de los derechos civiles y de las libertades individuales.

“La ilegalidad del Cannabis es indignante, un impedimento para la utilización plena de una droga que ayuda a generar la serenidad y el entendimiento, la sensibilidad y el compañerismo que tan desesperadamente hacen falta en este mundo cada vez más loco y peligroso.” Carl Sagan

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Por Jahriel