Rastafari es una de las culturas surgidas en el Caribe con más notoriedad y de mayor expansión social a lo largo y ancho del planeta; germinada en la década de 1930, en una Jamaica azotada por la depresión económica y el estancamiento social. La cultura Rastafari tiene raíz en el movimiento propulsado por el profeta y escritor Marcus Garvey: una filosofía política del nacionalismo negro que postulaba al panafricanismo liberador. Su nombre proviene del idioma Amárico de Etiopía: “Ras”, prefijo utilizado para nombrar a príncipes del Imperio etíope, y también de “Tafari”, nombre del emperador Haile Selassie mucho antes de su coronación, que además, es considerado por los Rastafaris como el redentor de la africanía en diáspora, el prometido y esperado Dios bíblico.

En sus inicios, la cultura Rastafari fue catalogada como un culto sincrético afro-caribeño de manifestaciones políticas y religiosas, pero la realidad es mucho más compleja; fundamentalmente podría ser descrita como una cultura de resistencia arraigada en manifestaciones espirituales con una visión africanizante, es decir, con la idealización de una África mítica en donde el glorioso porvenir, estará regido bajo el mandato teocrático del emperador Haile Selassie. Esta visión, nació de las resignificaciones simbólico-culturales que los detentares de dicha identidad otorgaron a los valores y creencias judeo-cristianas, no sólo en el sentido espiritual (religioso), sino en un orden total de cultura. En este sentido, Rastafari incluye una variedad de manifestaciones culturales, que van desde lo espiritual, político, social y musical, entre otras y , se podrían conjuntar en un gran ente de identidad nacionalista o nacionalismo cultural en diáspora.

Aunque la historia de la cultura Rastafari, da inicio en 1930 con la coronación del emperador Haile Selassie como rey de Etiopía, la memoria colectiva de sus miembros, plantea que su historia se remonta siglos atrás con el descubrimiento del Nuevo Mundo y la importancia masiva de todos los africanos al continente americano, para explorar las tierras recién descubiertas, instaurándose así el sistema de la esclavitud negra. Este sistema se desarrolló entre los siglos XVI al XIX a lo largo y ancho del continente americano, y dentro del contexto de esclavitud, se creó una nueva agrupación sociocultural entre los esclavos que sobrepasó los parámetros de filiación étnica y cultural puesto que fue integrada a partir de un status y situación común, es decir, el del servilismo y, mediante ello, se dio un movimiento de etno génesis en donde los esclavos se integraron en nuevas comunidades y círculos de acción pluricultural en respuesta a la política sobre deculturización, que sus amos blancos les infundieron con la finalidad de enajenarlos totalmente de su cultura africana, para inculcarles la europea. Bajo este contexto, los esclavos negros se propusieron rescatar la cultura de sus ancestros, reivindicándola y haciéndola suya, convirtiéndola así, en el arma de combate y el frente de resistencia al servicio de las masas africanas radicadas por la fuerza en tierra americana.

«Pero somos diferentes, no nos entendemos. Son de otras Tribus. Los hombres encadenados juntos, son hermanos. Somos un solo pueblo, aprendamos los unos de los otros» ¡Destruiremos a nuestro enemigo y seremos un solo pueblo! Alex Haley.

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Jahriel

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