Los pueblos de la antigüedad conocieron los efectos y las aplicaciones de la Cannabis a través de los descubrimientos revelados de forma chamánica y empírica. La ciencia ortodoxa sólo comenzó a interesarse por la Cannabis a partir de 1964, cuando el Dr. Rafael Mechoular de la Universidad de Tel Aviv (Israel), aisló el principio activo y lo denominó THC delta-9-tetrahidrocanabinol.

Inicialmente, los botánicos la incluyeron en la familia de las ortigas (Urticaciae); posteriormente la consideraron como emparentada con la higueras (Moraceae). Actualmente la tendencia es considerarla como una familia específica: la de las Cannabinaceas, conformada sólo por la Cannabis y el Humulus.

Tampoco hay un consenso definitivo sobre cuántas especies existen: sin lugar a dudas, por lo menos tres: la Cannabis Sativa, la Cannabis Índica y la Cannabis Ruderalis. La distinción entre las especies reside en sus modos de crecimiento, en las características de sus semillas y en la diversidad de la estructura de sus fibras. Si bien las tres especies poseen cannabinoides, sus agrupaciones se establecen de forma bien diferentes. El THC sólo se encuentra en la resinas de las flores, es decir, está totalmente ausente en las hojas y tallos. Por eso, en algunos países se permite, con fines industriales, obtener la fibra antes de que la planta florezca.

Pero, el descubrimiento más importante sucedió en la década del noventa: la Cannabis contiene más de sesenta substancias denominadas cannabinoides, que son responsables por el efecto físico. En 1991, se descubrió que las células del cerebro contiene una sustancia denominada “receptora” que es capaz de reaccionar a los cannabinoides y a través de aquellas que éstos afectan al cerebro y al resto del organismo.

A partir de este descubrimiento la investigación apuntó al conocimiento de las regiones del cerebro más ricas en receptoras. El estudio reveló que los compuestos de Cannabis actúan en las regiones del cerebro relacionadas con la memoria, los sentidos, la capacidad de aprender, con los movimientos del cuerpo y con la sensación de equilibrio.

Por otro lado, mientras que los principios psicoactivos de casi todas las plantas psicotrópicas son los alcaloides, los constituyentes activos de la Cannabis, los cannabinoides, son ”no nitrogenados” y se presentan en forma de aceite resinoso.

Otra información que debes saber:

  1. Al inhalar o fumar el THC se dirige al pulmón y allí es rápidamente absorbido por las arterias y llega al cerebro en menos de diez segundos. En cambio, si la Cannabis es ingerida como hierba o en capsulas, primero se dirige al estomago, luego al hígado y la porción no procesada se orienta hacia el cerebro; en este caso el efecto puede demorar entre treinta minutos hasta dos horas según la digestión del consumidor.
  2. Del cerebro las cuatro regiones mas afectadas son el hipocampo (asociado a la memoria), el estriado (asociado a los movimientos), el cerebelo (asociado al equilibrio) y el cortex (asociado a los sentidos y a la capacidad de aprender).
  3. El THC, principio activo de la Cannabis, reacciona durante una fracción de segundo con la sustancia incrustada en la pared de la célula cerebral (receptora) y despliega una serie de transformaciones.

“Entender” a la Cannabis significa aceptar ciertas condiciones. Tal vez la primera paradoja sea el hecho de que acompaña a la Humanidad hace miles de años. Históricamente fue referida como una planta de enorme potencial terapéutico y casi ninguna contraindicación. Sin embargo fue y continúa siendo una de plantas más combatidas y sobre la que pesan prohibiciones absurdas.

Otra paradoja son sus diferentes efectos en los consumidores: si para algunas personas en casi una panacea que mejora la calidad de vida; disminuye los efectos del estrés, alivia enfermedades, produce buen humor, para otras, desata miedos incontrolables, nauseas, vértigos y hasta síndrome de pánico. Pocas plantas han generado movimientos semejantes: en todo el planeta hay gente que dedica su vida a luchar por su despenalización, a defender una filosofía de vida.

“Vivir de gobernar a los demás debería ser delito”. Antonio Escohotado

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Por Jahriel