Alejandro Daniel Melingo, nace en Buenos Aires el 22 de octubre de 1957, en el barrio Hospital de Clínicas. Creció en Parque de los Patricios, también en la Capital Federal de la Argentina. Se trata del músico y cantante de rock/pop que en los años ochenta y noventa, ha incursionado incluso en el folklore jamaiquino desde el reggae, y el rioplatense como el tango y la milonga, desde finales del año 1997 hasta la actualidad. Es multi-instrumentista (toca saxofón, guitarra, clarinete). Integró la banda de Miguel Abuelo, Los Abuelos de la Nada en su segunda y más exitosa formación, y fue cofundador de Los Twist junto a Pipo Cipollati. Con estas últimas dos agrupaciones, ha sido autor de conocidas canciones como: «Chalamán», «Jugando Hulla hulla» y «Cleopatra, La Reina del Twist».
En el año 1979 acompañó como músico estable al músico brasileño Milton Nascimento. En el año 1980 se suma a Los Abuelos de la Nada con Miguel Abuelo (voz), Andrés Calamaro (teclados y voz), Gustavo Bazterrica (guitarra), Cachorro López (bajo) y Polo Corbella (batería). Fue el creador junto a Víctor Kesselman del espectáculo teatral llamado «Juicio Oral y Público al Dr. Moreau», donde los primitivos Los Abuelos de la Nada, se presentaron en vivo los días 29 y 30 de diciembre de 1981 antes de debutar como tales.
En 1982 fundó Los Twist junto a Hugo Pipo Cipolatti y en 1984 es invitado por Charly García a participar en la presentación del disco “Yendo de la cama al living”, pasando luego a integrar su banda estable junto con Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), Pablo Guyot (guitarra), Fabiana Cantilo (coros) y Fito Páez (teclados). De ese año, con dicha banda, data el álbum “Piano Bar”.
En 1986, Melingo viaja a España, donde colabora con el popular grupo Los Toreros Muertos, desarrollando paralelamente una banda llamada Lions In Love, con la que graban dos discos oficiales: «Lions in love» (1989) y «Psicofonías» (1992).
Melingo Lions In Love Willy Crook y Melingo
En 1995 organizó una banda propia, integrada por Martín Aloé (bajo), Pablo Guadalupe (batería), Pablo Grinjot (teclados), Bebe Ferreyra (trombón), Fabián Silverman (Saxo) y Sandra Baylac (coros). Con esa banda publicó ese mismo año su primer disco solista titulado “H2O”.
A partir de 1997 Melingo incursiona en el tango, conduciendo un programa llamado «Mala Yunta», por la señal de cable Sólo Tango, entre músicos de rock que interpretaban tangos. En el año 1998 edita el disco «Tangos Bajos». A partir del año 2005 es publicada su obra en Europa y realiza giras en el viejo continente llegando a mas de mil conciertos en los últimos quince años, recorriendo mas de cien ciudades en Europa central y alrededores. En 2015 obtuvo el Premio Kónex, el Diploma al Mérito como uno de los cinco mejores cantantes de tango de la década en Argentina. Considerado uno de los músicos más importantes del rock nacional. En el mes de Mayo del año 2020, es tapa de la edición Argentina de la prestigiosa Revista Rolling Stone, en reconocimiento a su trayectoria y su nuevo álbum de estudio.
Queremos recordar las vivencias, de alguna forma entender cómo llega la música estilo reggae a la vida del artista porteño, quien participó activamente interpretando canciones del género en la Argentina, desde comienzos de los años ochenta en bandas como Los Abuelos de la Nada, Lions in Love y sobre todo su primer disco como Melingo, el legado reggae dub «H2O» del año 1995.
RCA: ¿Cómo llega el reggae a tu vida?
DM: “Se manifiesta en mi vida de diferentes maneras. La música reggae llega en mi adolescencia así como fue apareciendo en la Argentina. Cuando llegan las primeras grabaciones de los discos iniciales de Bob Marley, con todo su legado y mensaje, que a través del ritmo influenció a todo el mundo. Indudablemente fue un profeta fundamental para fines de los años setenta y principios de los ochenta. Primero con el calipso y el R&B de las primeras radios de Jamaica, luego el ska y finalmente el reggae”.
RCA: ¿Una especie de fenómeno musical?
DM: “Era una novedad musical que rompía todos los parámetros. El reggae nos tomó por sorpresa a los músicos argentinos activos a comienzos de los años ochenta. En una época en que predominaba el gusto musical por el jazz y el rock sinfónico, de repente todo era reggae. Se empieza a estilizar a partir del furor por Bob Marley. Fue una influencia vital en los comienzos de nuestras carreras como profesionales. Nos conquistó por su simpleza y sentimiento”.
RCA: ¿Hacía falta una renovación?
DM: “En esa búsqueda musical de la época, el reggae fue protagonista. Porque nos divertíamos metamorfoseando estilos como dinámica de la música. Las líneas de bajo, los sonidos, el espacio y sobre todo la importancia de los silencios en la música, que no estaban orquestados desde The Beatles. Algo asombroso, con el bajo como instrumento vital para el sonido. El reggae se fue colando como el agua y nos aportó mucho a todos los que iniciamos los años ochenta”.
RCA: ¿Una rareza para la época”
DM: “Un gran paradigma. Un nuevo universo. Raíces más una reinterpretación blanca, añadiendo al reggae como influencia de las tantas músicas existentes. Entender el silencio desde otra manera. Que influencie en su manera de expresar al resto de la música es de suma importancia”.
La muerte de Bob Marley acrecentó el mito y lo transformó en legenda. La música reggae era conocida mundialmente desde su Jamaica natal. Pero por otro lado, la reinvención del estilo reggae en manos de intérpretes blancos fue vital en la búsqueda de un sonido propio y particular en otras latitudes del hemisferio.
RCA: ¿Qué artistas del estilo reggae los influenciaron?
DM: “Bob Marley, Peter Tosh y su reinvención blanca a cargo de artistas como la alemana Nina Hagen con su clásico de 1979 “African Reggae”. Su parte musical y visual nos impactó mucho. La conocí en Ibiza unos años después. UB40 con su disco “Labour of love” también fueron parte de esa influencia blanca del reggae”.
No es casualidad que Nina Hagen y UB40 por aquellos años, visitaron la Argentina por primera vez. Pero el primer antecedente musical estilo reggae hecho en la Argentina, llega de la mano de Donald, un joven surfista y cantautor porteño, que junto a su amigo y compositor Hugo Monsegur lanzaron el tema “Skaba Badí Bidú”. Entre paréntesis se describía el estilo como “regay”. Aunque ustedes no lo crean, ya pasaron casi cincuenta años de historia de dicho antecedente musical.
RCA: El primer reggae de Los Abuelos de la Nada es “Tristeza de la Ciudad”. ¿Cómo nace esa primera composición?
DM: “Es un tema de Gringui Herrera. Un amigo de toda la vida quien tocó con Los Abuelos más adelante. Ese tema lo tocaba la Elmer Band. De los primeros temas del repertorio. Una canción que le vino bárbara al primer disco de Los Abuelos por su frescura y ritmo. Todo comienza con el colectivo “Ring Club” un grupo de teatro musical que había fundado hacia años con el cual realizábamos la puesta de la última obra, la cual nosotros formábamos de la banda que tocaba para la obra en vivo. En esa época y por medio de Miguel Zavaleta conocí a Cachorro López, Miguel Abuelo y Andrés Calamaro con quienes formamos Los Abuelos de la Nada tiempo después. En la última función del año 1981, durante la obra de 17 escenas llamada “Juicio oral al Dr. Moreau», sonaba dentro del repertorio del sketch el tema “Tristeza de la Ciudad”, con Andrés Calamaro en la batería y Miguel Zabaleta en la voz. Ese colectivo teatral y musical dio origen a bandas tales como Los Twitst, Suéter, Horacio Fontova, las Bay Biscuits y los hermanos Clavel entre otros. En la escena se lo juzga al Dr. Moreau por traer “mordomía” y la “tristeza a la ciudad” mientras sonaba ese tema reggae previo a Los Abuelos de la Nada”.
RCA: ¿Luego compones e incluso cantas el tema Chalamán?
DM: “Uno compone las canciones desde un lugar muy secreto y misterioso si se quiere. Por iniciativa de Miguel Abuelo es que la canción termina en el disco “Vasos y Besos” de Los Abuelos de la Nada. Es un tema de la época del “Ring Club” también. El embrión de muchas composiciones que luego fueron utilizadas en otros proyectos. Pasaba mucho en poco tiempo. La necesidad de las compañías discográficas era trepidante. Cada año editábamos algo nuevo y se vendían muchos discos. Pero la exigencia era mucha. Éramos pocos músicos en la escena profesional y cada uno conocía muy bien el repertorio de los demás. El tema “Chalamán” es la historia de un desengaño, habla también de un desencuentro. No es una apología sobre la marihuana. Siempre me gustó componer letras que disparan diferentes interpretaciones, abiertos a cada oyente. Miguel Abuelo nos ayudó mucho a todos, creo que fue uno de los compositores y cantantes que dejaron un legado. Un benefactor artístico de todo ese underground inicial.
Luego, en 1983, Daniel da forma a la banda que funda junto a Fabiana Cantilo, Pipo Cipolatti y el Gonzo: Los Twist, y es parte de la banda estable de Charly García, con los que construyó toda una carrera inicial, dejando discos gloriosos en la historia del rock nacional.
RCA: ¿Cuándo y cómo nacen los Lions in Love?
DM: “La génesis de toda la historia se llamó Escuela Basilio. Nación en 1985-1986 como un experimento teatral y musical. Uno de los diferentes espectáculos que producíamos con Hugo “Pipo” Cipollatti en Buenos Aires. Participábamos del Festival Teatro Abierto, teniendo como modelo y escuela las experiencias del “Ring Club”. De allí surgieron otras de las tantas bandas paralelas, conceptos de grupos fantasmas e inventados que integré como La Ray Milland Band, Los Parroquia, Grupo Penca o Los Viejos Chotos. Después de eso viajamos a Ámsterdam con Stefanie Ringes y Pablo Guadalupe formando ese trió. Dando forma a un repertorio propio, mezclando lo visual y lo auditivo, entre el teatro y la música como método de trabajo. Luego de pasar por Ibiza nos instalamos en Madrid. Una noche viendo dibujos animados de Hanna-Barbera y al El León Melquíades, en uno de sus capítulos, la fábula de Esopo del león enamorado que se llama “lion in love”. Quedé alucinado e inmediatamente le puse ese nombre a nuestro grupo musical como Lions in Love, los leones enamorados”.
RCA: ¿Marcaron un gran antecedente sin trascender demasiado?
DM: “Fueron diez años, dos discos y muchos buenos antecedentes. Tocábamos reggae, funk, flamenco, acid jazz, dub, una característica muy particular para España en esa época. Con influencias poco comerciales. Una malange que nos transformó en una banda de culto, pero incomprendida. Todos querían sonar como los Lions in Love. Pero debo reconocer que musicalmente no era un proyecto comercial. Cantábamos en francés y en inglés. De hecho tratamos de publicar nuestra música en Londres, como alternativa a la escena española. Sobrevivimos diez años sin ayuda de la industria. Los grupos tienen vida si son comerciales, Lions in Love nunca lo fue”.
RCA: ¿Cuáles fueron los mejores recuerdos?
DM: “Lo atractivo de la época era la mezcla, no el purismo. En el comienzo de los años noventa surgió una “neohippiedelia”, que rememora los años sesenta, con un rebrote filosófico y musical. Con Lions in Love utilizamos como elemento mezclador la psicodelia, donde todo era válido. Hablábamos de rastafarismo, tocábamos reggae y dub pero sin pertenecer a la religión Rastafari. Lo mejor fue haber sido banda telonera en giras de bandas internacionales como Héroes del Silencio y Mano Negra, ya que pertenecíamos a la misma agencia de contrataciones llamada 10 y 10 de Pito Cubillas en Madrid. Quedaron dos álbumes muy buenos musicalmente hablando, el del año 1989 de nombre “Lions in Love” que se fabricó en vinilo y luego “Psicofonías” del año 1992 en formato CD”.
RCA: ¿Porqué decides volver a la Argentina luego de muchos años?
DM: “Mi regreso a la Argentina fue un torbellino de cambios internos que afectaron obviamente en lo musical. Con mucha más experiencia como artista y aún influenciado por los estilos reggae, dub, jungle, drum&bass y diferentes vertientes del acid jazz y el funky. Cachorro López decide producir mi disco como solista y convocamos a un verdadero seleccionado para llevar adelante el disco “H2O” en el año 1995. Pablo Guadalupe, Bebe Ferreira, Martín Aloé, y Pablo Gringot entre los músicos estables. Participaron también entre los invitados: Andrés Calamaro, Pipo Cipolatti, Willy Crook, Pomo Lorenzo, Patán Vidal y Pedro Aznar entre otros. El disco comenzó a grabarse en La Diosa Salvaje del Flaco Spinetta en Buenos Aires y se terminó en Nueva York (USA)”.
Los temas “Viejo sol” y “Belfegor” sonaron en muchas radios de toda la Argentina, sin embargo el disco no alcanzó las expectativas de ventas y el proyecto se disolvió al poco tiempo.
DM: “El proyecto sonaba descomunal. Tuvo un muy buen recibimiento en la prensa. Llegamos a ser teloneros de Simple Minds en Obras Sanitarias como hecho destacado. Pero duró muy poco por la necesidad personal, tal vez de hacer tango a mi manera, con mucha impronta actoral. Por el año 1996 encontraba el eje del cambio musical en la raíz misma del genero, el (proto) tango, con guitarra en mano, una especie de tango primitivo. Fue una dicotomía personal nada fácil. Convivía con las dos cosas en mi cabeza. Pero siempre fui fiel a mi pulsión y la respeté».
RCA: ¿Te sentiste abandonado por la industria?
DM: “Una cosa es la industria musical y otra muy diferente es la música. Muchas veces pueden convivir, pero muchas otras no. Me parece que los músicos tenemos nuestras pulsiones y sentimos de una forma la música que muchas veces no coincide con la industria. Por ese entonces sentí la música de otra manera. Estaba buscando mi eco interior. Por eso tenía la necesidad de desenchufarme y alejarme del proyecto reggae a mi vuelta y luego de una década de no vivir en Buenos Aires”.
RCA: ¿Con la elección del tango como estilo te reencontraste con tus fuentes?
DM: “Me surgían musas de inspiración hacia otro estilo y concepto musical. Otros recuerdos y paisajes. Tuvo mucho que ver no vivir en la Argentina por mucho tiempo. Recurrí al tango por una necesidad expresiva. Un impacto a mi propia historia, como una forma de reencontrarme con mi pasado. Uno busca en el lugar equivocado muchas veces y hay que saber bajarse a tiempo. Uno es prueba y error, de eso se trata la búsqueda de uno mismo. Con el tango pude decir, contar y expresar muchas cosas, con otra escenografía de fondo”.
RCA: En Oasis, tu octavo disco dentro del tango, te influencias con ritmos trip hop, dub y drum and bass entre otros estilos de música negra. ¿Te siguen gustando las fusiones modernas y el alma reggae?
DM: “Es la búsqueda sobre los puntos de encuentros y conexión de mi mosaico personal, a preguntas que tal vez no tengan respuestas. Mezclar ritmos es como dejar la puerta abierta para una gran comida. Cada estilo es un ritmo con condimentos y con maneras de combinaciones tímbricas, rítmicas y armónicas diferentes. Es lo que el músico aprende con su corazón. Estoy muy orgulloso de la nueva generación de músicos que afloran por todas partes, y que saben interpretar ese microcosmos con mucha pureza y fidelidad. Un músico es universalista, y la variedad enriquece al ser humano”.
Los últimos antecedentes de Melingo con la música estilo reggae, son diferentes versiones del clásico “Chalamán”, interpretado junto a la banda argentina Ska Beat City y grabado en el año 2019. La versión de «Anda» cantada por Vicentico, acompañado por Hugo Lobo. Y los próximos lanzamientos junto al trompetista de Dancing Mood (Hugo Lobo), con quien realizará la versión de «Viéndolo» de Los Twist, en estilo rocksteady a dúo con Hilda Lizarazu para fin del año 2020.